La primera regla de oro para mantener activa nuestra memoria es darle uso. Es como un motor, que si no se usa, se oxida, pues nuestro cerebro funciona de una manera parecida, y si dejamos de usarlo, o lo usamos poco y para cosas fáciles, se oxida y le cuesta coger el ritmo. Realizar crucigramas, sopas de letras, leer, este tipo de actividades va a favorecer que nuestro cerebro no se adormezca y que se mantenga activo, además de adquirir nuevo vocabulario con la lectura o de pasar un rato entretenido con los crucigramas o sopas de letras. También es fundamental mantener la atención, fijarnos en detalles o elementos que nos ayuden a fijar la atención.
Por otro lado, una cosa importantísima es confiar en nuestras propias capacidades y no frustrarnos y autoexigirnos demasiado. Esto significa que a veces nosotros mismos nos podemos llegar a provocar bloqueos mentales que generan ansiedad. Al ver que no recordamos algo, nos encerramos en la idea y nos cuesta salir de ella, enlazando pensamientos negativos de manera concatenada llegando al final a un punto sin salida de “para qué voy a pensar si no me voy a acordar”. Para esto, como para todo en la vida, confiar en nosotros mismos es fundamental para poder conseguir mantener nuestras capacidades a un nivel lo más óptimo posible.
Y por último, pero no menos importante mantener una dieta sana y equilibrada y practicar ejercicio. Somos lo que comemos, así pues una dieta sana, libre de excesos y depurada nos ayudará a que nuestro cerebro esté más despierto. Y realizar ejercicio redundará en que nosotros estemos más relajados, con menos estrés y físicamente, nuestras neuronas más oxigenadas. Llevar a cabo estas pequeñas prácticas ayudarán a que te encuentres mejor y además, favorecerán a tu memoria.
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