lunes, 12 de marzo de 2012

Ningún tiempo pasado fue mejor (Por lo menos para algunos).

Desde que tengo uso de razón recuerdo haber padecido como muchos españoles, crisis tras crisis, a lo largo de mi vida.

Recuerdo de niño (hoy tengo 64 años), que entonces el trabajo era abundante. Casi todo el mundo tenía trabajo. Incluso había trabajo para los niños, si…¡Si! No se si los mas jóvenes pueden extrañarse de lo que estoy diciendo, pero seguro, que los de mi edad incluso mas jóvenes, saben muy bien de lo que hablo.

No estoy hablando de la prehistoria ¡No! Recuerdo a mi padre, ir hacer la “mañanada”. Se levantaba temprano para hacer las cosas de su casa, cuidar el huerto, cortar leña etc. Después almorzaba (lo que hoy es desayuno), bueno, lo que le dejábamos sus hijos, pues mi madre le ponía un huevo frito con un torrezno u otra cosa y nosotros dábamos una untada en el huevo (y éramos tres) con un trozo de pan. Eso sí, le compensábamos con un beso y unos “Buenos días papá”. Así se iba al trabajo, con poca comida en la tartera o fiambrera, un tanto ya cansado, para ir a ganarse el sueldo como trabajador eventual en el campo.

Que decir de mi madre. Preparaba todo: las comidas, la limpieza de la casa, ella también iba a trabajar al campo después de haber echo un montón de cosas (“Vamos al corte”, se decían unos a otros/as), y si cuando llegaban a la tierra, para realizar el trabajo correspondiente se ponía a llover, o las inclemencias del tiempo eran adversas, dependiendo de la labor que estuvieran que realizar, se volvían a casa, sin cobrar una peseta, a veces caladas hasta los huesos.

Los domingos lavaba ropa, la nuestra y la de otros, en el río y mas adelante en los lavaderos públicos. Así cobraba unas pesetas, para ayudar a la economía familiar de la casa.

Que decir de mis hermanos, la mayor a la que llamamos cariñosamente “Morena”, se marchó a Valladolid, a servir a una casa. No recuerdo bien, pero no creo que tuviera mas de 15 años, como otras muchas chicas. Mi hermano, le llevaron a los frailes (haciendo honor a la verdad diré, que él tenía una cierta vocación religiosa). No se si el tiene agradecimiento hacia ellos, pero os puedo asegurar, que muchos chicos de los pueblos, gracias a los frailes, tuvieron algún estudio. La gran mayoría “colgaron los hábitos” (algunos como decía un amigo por enfermedad) y buscaron formas diferentes de vivir, en la mayoría de los casos, con una buena preparación.

Supongo que es bueno saber de donde hemos venido y hacia donde queremos ir para no caer en falsos espejismos. Sin embargo, no seré yo quien no recuerde mi historia, para volver a repetirla. Lo que pasa es que si miramos mucho para atrás, es posible que nos convirtamos en estatuas de sal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias, Jose María por compartir tus experiencias y por hacernos ver la importancia de saber de dónde venimos y del valor del esfuerzo. Un saludo