martes, 7 de febrero de 2012

Debate: ¿Todo vale?

La polémica sobre un fondo de inversión del mayor banco alemán ha estremecido a la opinión pública de Alemania. Se trata de una modalidad de inversión basada en pólizas de seguros que permite a los clientes de Deutsche Bank apostar indirectamente a la esperanza de vida de personas de la tercera edad.

El planteamiento del fondo DB Life Kompass 3 (Deutsche Bank brújula de vida 3) es extremadamente simple: si la persona de referencia vive de forma más prolongada, gana el banco, pero si muere prematuramente, gana el inversor. En las dos emisiones lanzadas hasta ahora se ha generado una inversión que ronda los 200 millones de euros.


Según informa Frankfurter Allgemeine, la oficina de Defensoría del Pueblo de la Asociación Federal de Bancos alemanes (DBD), al a que no pertenece Deutsche Bank, ha rechazado un proceso de arbitraje solicitado por un abogado de Hamburgo, Tilman Langer, alegando que debe ser un tribunal quien determine si el fondo moral del producto de inversión, que califica como “difícilmente compatible con la dignidad humana”, reviste o no algún tipo de ilegalidad.

El presidente de la Asociación de Seguros de Vida Secundaria alemana (BVZL), Christian Seidl, considera sin embargo que “no se debe polemizar sobre este tipo de fondos como una apuesta sobre la muerte”. “El modelo de negocio de dicho fondo es, en nuestra opinión, moralmente aceptable. De lo contrario, podríamos inferir que cualquier compañía de seguros de pensiones se beneficia de la muerte temprana de los asegurados”, justifica”.

La diferencia es que en este caso Deutsche Bank no vende póliza de seguro alguna, sino unos certificados basados en una estadística referida a la historia clínica de 500 estadounidenses de entre 70 y 90 años. Según el abogado Lange, que representa a uno grupo de unos 30 inversores, el banco ha utilizado además unas tablas de esperanza de vida obsoletas que perjudican a los compradores.

Artículo de Rosalía Sánchez (Diario El Mundo)

Tras leer esta noticia sobre un producto de Deutsche Bank en una fría mañana de febrero, no nos podemos quedar con los brazos cruzados porque, o bien, la noticia por sí misma te deja congelado, o bien, te puede hacer subir el calor de la indignación.

Aún así, como en todo, quizá haya quien desee moverse por las líneas de la ambigüedad y amoldarse a los hechos descritos en la noticia, como una consecuencia lógica del libre mercado. Respetable, desde luego.

Pero como el tema da pie, por lo menos, al debate, vamos a abrir un debate sobre este modelo de negocio, donde todo vale, y los deseos y la avidez de negocio y rentabilidad económica, cabalgan desenfrenadamente saltándose cualquier debate moral, y los principios más básicos de la dignidad humana.

Un producto en el que el objeto de la inversión para el comprador, esté ligado a la muerte, con absoluta frivolidad, lo hace más descarnado aún cuando estamos hablando de que se está hablando de las probabilidades de muerte, de personas mayores entre 70 y 90 años. ¿Todo vale? ¿Dónde está el límite? ¿Qué podemos decir ante esto, desde cualquier edad?

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