martes, 8 de noviembre de 2011

Desde mi ventana: Todos escribimos nuestra biografía - Ángel de Castro -


“Silenciar la escritura, salir de casa, caminar hacia el azar, experimentar el tiempo como forma de creación, como otro modo de expresar el mundo, la percepción como escritura íntima”.

Julia Otxoa

No deja de ser la mar de saludable, mucho más de lo que intuimos, ser capaces de abandonar las tareas rutinarias, dejar el ordenador o la pluma, y aparcar-silenciar la escritura u otros cometidos de alto nivel y estima, salir de casa, caminar hacia el azar, etc. etc. (y es de agradecer el texto humilde, pero brillante y acertado de un escritor, escritora tenía que ser, valorando otras experiencias de menor renombre).

Porque no solo se expresan los sentimientos, las ideas, las emociones, la vida, el mundo… a través de los garabatos aprendido en la infancia, excelsos signos, tantas veces geniales, tantas veces no tanto, sino que callados, dejando pasar y posar las cosas sobre la vista apaciguada, paseando la mirada a ritmo de tortuga por cada esquina de la ciudad, el mundo o de tu misma calle, también se ayuda a que crezca hacia adentro la biografía como escritura sin grafismos, íntima y plena.

Todos, queriendo y a derecho, o sin querer queriendo a escondidas, vamos escribiendo-viviendo nuestras personales e intransferibles memorias, si quieres diario, se prefieres biografía.

Quienes nunca escribirán en el papel o en la pantalla nada de lo protagonizado (siempre somos protagonistas de nuestra vida) conservan de igual forma todo cuanto la memoria es capaz de retener y revivir. Ambas modalidades nos sitúan entre la vida, el mundo y nosotros mismos y al final de la jornada el valor no sólo es sinónimo de precio, buenas artes, fama o suerte. Con la propia vida de manera ineluidible vamos escribiendo nuestra propia biografía. Y a medida de que las arrugas van apareciendo en el rostro sin descanso las biografías se van ampliando y hasta enriqueciendo, más páginas, pero sobre todo con más posibilidad de mayor densidad humana.

Y no olvides, intento no olvidar, lo que tan admirablemente nos dice Julia Otxoa en su libro de poesía: “La lentitud de la luz”:

“También la libélula y la lagartija
como el Quijote o Hamlet
son páginas del libro prodigioso del universo”.

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