lunes, 27 de octubre de 2014

Gracias por llegar
Gracias doy a Dios
por llegar a la senectud;
gracias por hacerme añorar
mis años de juventud.
Años cuando me sentía fuerte,
bien plantado, pleno,
cuando no pensaba
en la futura senectud.
Es bello vivir de esperanzas,
de acuerdo a los tiempos
en que la sabiduría marca;
Es bello, asimismo, sentirnos con fuerza,
sentirnos con alma,
alma de hierro que aumenta la fe,
y la muerte no alcanza.
Es bello sentir la sexualidad
que como fuego nos abrasa
que quema por dentro
cual volcán que vierte lava
y su fiereza calma….
Sentir la mujer sobre tu cuerpo,
completa, llena de fuego, de vida,
que busca en ti saciar el deseo que
arde por dentro de su alma.
Que cuando te mira,
cual Prometeo,
advierte en su ser el fuego que abrasa
y quema por dentro,
Tiembla su cuerpo desnudo,
te abraza mordiendo tus labios,
penetrando su cuerpo
y calmando su flama.
Pasan los años…., pasa la furia…,
cesa el fuego y se calma el alma;
el volcán deja de vomitar aquella lava
que quema por  dentro.
Ahora lo cubre la nieve
por el frio que deja
la senectud del cuerpo,
pero no del alma.
Se es tan viejo como se quiere,
la antorcha de fuego
podrá estar apagada,
pero en el corazón
la brasa es permanente,
nunca se apaga

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