
Los mitos y estereotipos lo que generan es que pensemos y en consecuencia actuemos de manera preconcebida, sin conocer realmente la realidad y basándonos en suposiciones generalizas y aceptadas por la mayoría de la sociedad. Por eso, el hecho de ser conscientes de esos estereotipos nos ayuda a despojarnos de prejuicios y ser más conocedores de la realidad. Y esa imagen social a veces negativa de la vejez afecta no solo a las actitudes que los demás tienen hacia las personas mayores, sino también a la propia autopercepción que tienen los mayores de sí mismos. De hecho, las conductas discriminatorias hacia las personas mayores, juicios negativos y discriminación social por cuestiones de la edad, se conoce como edadismo (Ageism).
Ideas como que todos los mayores son iguales, que las personas mayores están enfermas, tienen dependencia funcional y son frágiles, que están solos y aislados, que tienen problemas de memoria, que no pueden aprender cosas nuevas o que no tienen relaciones sexuales son los ejemplos claros de los estereotipos a los que nos referimos, y nada más lejos de la realidad. Como en todos los grupos sociales, habrá personas que estén enfermas, que sean frágiles o que no tengan relaciones sexuales, pero sin duda no podemos generalizar a todo un colectivo. Por que ser mayor no implica necesariamente perder, sino que simplemente hace falta, para como todo en la vida, ser capaz de adaptarse y de disfrutar del momento de la vida en el que se está.
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