Hacer punto, ganchillo o calceta ha sido una tradición en todos los hogares del mundo, y seguro que alguien de tu familia te he instruido en el arte del punto. Ahora que parecía una actividad en desuso y a punto de desaparecer, ha vuelto con fuerza. En muchas ciudades de España se organizan talleres para aprender a hacer punto y cada vez es más fácil encontrar lanas de todos los colores, texturas y grosores para tejer, al igual que encontrar agujas, casi imposible hace un par de años.
El hacer punto es una actividad relajante a la par que útil: crear tu propia ropa o la de tu familia sin duda es un aliciente, ya que lo haces a tu gusto y totalmente personalizada. Además te mantiene activo y facilita el mantenimiento de la agilidad dactilar: salvo que tengas algún problema de movilidad en los dedos, es más que recomendable. Y encima, ahora que ya se hace alrededor de un buen café y en buena compañía en cualquier cafetería, ya no hay excusa. Busca tu centro (o tu cafetería) para hacer knitting y dale rienda suelta a tu creatividad. Y si te gusta mucho y eres toda una experta, ofrece clases a través del centro cívico de tu barrio, ¡seguro que creas moda!
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