martes, 2 de julio de 2013

Reflexiones de un jubilado: "Valió la pena..."

Reflexiones de un Jubilado: “Valió la pena…”

Hoy es domingo de Resurrección; hace frío, amenaza lluvia, y la primavera sólo apunta en el despiste de algunos almendros que florecieron el día aquel que hizo calor. Nada parece presagiar la avalancha de vida que se nos vendrá encima en cualquier momento, con el feroz extremismo típico de nuestra tierra, por el que pasaremos de la nada al todo; de la muerte a la vida, sin transición, con la misma naturalidad con la que hace sólo un rato Cristo dejó en el suelo la sábana que lo cubría y se dispuso a dar una sorpresa tras otra a sus amigos.
Hoy es un día especial, que ha sucedido muchas veces, pero al que no me acostumbro, porque siempre que llega tengo la rara sensación de que las cosas están inesperadamente en su sitio: el campo brilla transparente, el libro que leo me parece muy bien escrito, huele a cruasanes recién hechos, y en la televisión hay un concierto de música clásica.
Incluso la crueldad de la semana Santa, vista desde esta mañana, parece menos inexplicable. La veo con muy poca profundidad: como un examen obligatorio, antesala de las vacaciones. Nunca comprenderé por qué creo lo que creo; ni entenderé jamás una redención como la que sucedió, pero rindo mi lógica y mis sentimientos humanos ante la barbarie necesaria para llegar a la resurrección. Creo que Cristo resucitó, y eso es lo único que me hace pensar que todo lo anterior VALIÓ LA PENA.
Desde la grandeza de este misterio, a la pequeña escala de cada vida, hoy me doy cuenta de la de cosas que en su momento no entendí, o contra las que me rebelé y que, sin embargo, eran peldaños para poder compartir con Cristo la alegría de este domingo de Resurrección. Cosas que me hacen pensar que, por ejemplo,…
…VALIÓ LA PENA la escala de valores que nuestros padres y nuestros maestros nos inculcaron con tal fuerza, en aquellos años obligatoriamente serios, que ahí siguen tan profundos como para habernos convertido en lo que somos.
…VALIÓ LA PENA la entrega a lo que creímos que era el sentido cabal de nuestras vidas. Los largos años que dedicamos a preparamos para realizar cada sueño particular. Lo que no quiere decir que siempre lo consiguiéramos; pero nadie nos podrá decir que no lo intentamos.
…VALIÓ LA PENA el trabajo que realizamos, en empresas, en bufetes, en la administración, en universidades, en negocios, en hospitales, donde fuera, unas veces con éxito y otras con fracaso. Ahí estuvimos porque era nuestra vocación y nuestra obligación, y resulta que lo hicimos tan bien que nuestra patria saltó de un pobre país subdesarrollado y hambriento, a la octava o novena potencia del mundo.
…VALIÓ LA PENA practicar la decencia, que es un vocablo ya en desuso, cuando tuvimos puestos de gran responsabilidad. Con la de cosas que podríamos haber hecho si hubiéramos escuchado a aquel amable caballero, al que recibimos porque alguien nos lo habían recomendado, y al que echamos a voces del despacho, con gran susto de las secretarias…
…VALIÓ LA PENA enamorarnos y formar una familia. El compendio de alegrías, penas, urgencias, decisiones, orgullos y sorpresas que suponen los hijos. Para los que nadie, por muchos libros que haya leído, está preparado a la hora de la verdad, y con quienes se nos vuelven a humedecer los ojos de vez en cuando.
…VALIÓ LA PENA el pequeño grupo de amigos incondicionales que se adelantan a nuestras palabras, porque participan de nuestros sentimientos, nuestras alegrías y nuestras ideas, aunque no las compartan. Más aún, aunque las suyas sean totalmente distintas. Pero que están siempre ahí, igual que nosotros lo estamos para ellos.
…VALIÓ LA PENA, en fin, la fe que heredamos de nuestros mayores, que no entendemos, que nos revienta a veces, que tal vez nos saltamos en algunas ocasiones, y que sin embargo es la nuestra. La fe que nos lleva a aceptar que la barbaridad de la pasión de nuestro héroe era necesaria, para llegar a la apoteosis del domingo de Resurrección, en el que, como en un sagrado western, acaba siempre triunfando el bueno.
¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

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