
Leo casualmente en la misma página de la prensa dos artículos, sobre el mismo tema, y que se complementan maravillosamente, uno del escritor Gustavo Martín Garzo y el otro del ex - presidente del Gobierno Felipe González, ambos con la cabeza muy bien amueblada para saber lo que dicen y darle profundidad y belleza a sus discursos.
La literatura, nos dirá Martín Garzo, nos permite vivir con más intensidad nuestra propia vida y tener aventuras a la altura de nuestros anhelos y sueños y que los libros, y por lo tanto las palabras, algunos y algunas, lógicamente, tienen el poder de cambiarnos.
Con palabras, escribe Felipe González comenzó la política del choque de civilizaciones y la guerra de Irak y la satanización del otro y el eje del mal y la gendarmería internacional en seguridad y en materia financiera, pero también el nuevo orden internacional basado en la cooperación y el entendimiento, el diálogo y el respeto al otro.
Y ambos de declaran amantes empedernidos de la palabras, sabedores de que de ellas nacen tanto la guerra como la paz y que con ellas podemos devolver a la vida lo mejor de nuestros sueños.
Comencé como quien no quiere la cosa a explicar mi biografía más personal con no más de cuatro o cinco palabras fundamentales y a su alrededor han ido naciendo más de 200 que intentan descifrar mi pasado, mi presente y mi futuro o algo así como las palabras que me han curado de muchos males.
www.angeldecastro.blogspot.com
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