lunes, 5 de abril de 2010

Desde mi ventana: La riqueza de las palabras (Ángel de Castro)

- Oropéndola, en el mes de abril, cuando los árboles comienzan a cubrirse de hojas, se oyen los primeros silbidos, claros y sonoros, de la Oropéndola, que resuenan por encima de todos los cantos del bosque. Su nombre es un piropo al aire dando un salto sonoro con los labios. Nunca una e fue mejor jinete llevado a lomos de la sonoridad y galope de las letras. OROP É NDOLA.

  • - Aude sapere (Kant), atrévete a saber, atrévete a pensar, sé tú mismo, autónomo, independiente, defensor de un estado laico y democrático, santo y seña de una manera de pensar y de una forma de ser en libertad. (Fogonazos de la Ilustración).


- Doma: dos estilos, dos maneras. Una, que va unida al lema de la letra con sangre entra, propia de los malos maestros y peores domadores, como la de un entrenador de Madrid que tumba al caballo en el suelo, frente al público, hasta que acaba sangrando. ¡Qué bestia! Y la otra, que habla más de mimo y premios que de dureza y castigos, como El hombre que susurraba a los caballos y la que utiliza un domador de Valencia, Abel Ibáñez: “lo ideal, dice, es que el animal tenga ganas de aprender”, y está convencido de que si el caballo no aprende no es su culpa, sino del dueño. ¡Qué lección! El recuerdo me lleva al trato que mi padre daba a los caballos y a las mulas. Dejo para otra semana la palabra CABALLO.


- Ser, la manera más genuina y hermosa de nuestra identidad.


- Estar, allí donde se nos necesita, con la forma y el contenido y, por si faltara algo, saber estar, para dar la mejor forma y el contenido que salva.

Ángel de Castro.

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