Estas sabias palabras no indican que ante el envejecimiento debemos ser capaces por un lado de asumir el proceso de cambio en el que nos encontramos. Pero un cambio no tiene porqué ser necesariamente negativo, y esa es la idea de partida, tener la conciencia del cambio, en el cual podremos cambiar aquellas cosas sobre las que tengamos algún control, y centrarnos en ellas sin obsesionarnos en lo que escapa a nuestra capacidad de acción. La clave es sencilla: ser capaces de evolucionar y adaptarnos al paso del tiempo, pensando en el futuro y disfrutando de las etapas que nos brinda la vida. El estancarnos en el pasado lo único que sirve es para sentir una melancolía y añoranza que no nos dejará disfrutar del presente, debemos aprender a disfrutar y aprovechar la experiencia y sabiduría que nos da el paso de los años.
La vida es un continuo cambio, nuestra forma de pensar y de ver el mundo varía con la edad, por eso no debemos estancarnos, sino aceptar el paso del tiempo con optimismo y buena actitud. No debemos obsesionarnos con lo que perdemos, sino con lo que estamos ganando, y alegrarnos de lo que hemos construido. Envejecer es un proceso que puede ser tremendamente pleno si sabemos encararlo de la única forma posible, que es con una sonrisa.
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