miércoles, 6 de marzo de 2013


FORMACION Y ENVEJECIMIENTO (15)

 

                         EL CAMBIO EN LA VEJEZ

 


                      Enrique Pozón Lobato

 

Es un error considerar la vejez como una situación que no se puede cambiar. Cambiar es ganar y perder; dejar algo antiguo y añadir algo nuevo. Si queremos cambiar una situación, en nuestro caso la forma de estar en nuestra vejez, debemos cambiar la manera de percibir el hecho de ser mayor.


El cambio siempre levanta resistencia ya que obliga a desprenderse de antiguas formas de hacer, de pensar, sentir, vivir la vida. Pero no debemos olvidar que el envejecer no es otra cosa que cambiar. “Envejecemos desde que nacemos; envejecer es vivir; y vivir es envejecer”.

El envejecimiento es un largo camino que comienza con el hecho del nacimiento siendo la vejez, una etapa más del ciclo de nuestra vida, que exige en nosotros adaptación y desarrollo a nivel personal y social. No es  rígida sino dinámica y por lo tanto modificable. Ello permite que en la vejez puedan sustituirse las actividades perdidas por otras nuevas a través de un proceso de adaptación al cambio.


Debemos” saber estar” de una manera satisfactoria en la etapa de persona mayor. Pero esta situación no consiste en ir a contracorriente – el río no puede frenar su curso – sino aprender a navegar en él. El río que siempre fluye tiene vida. Cuando se para deja de serlo y el agua se estanca y se pudre. Leonardo de Vinci decía “El hierro se oxida por la falta de uso, las aguas estancadas pierden pureza y con los fríos se hielan. De esta forma la inactividad de la persona mayor mina el vigor de su mente.

 

Una cosa es ser mayor y otra sentirse viejo La mejor adaptación para envejecer bien nos obliga a preparar nuestro bienestar en la vejez antes de ser viejos. Si lo puede evitar no se haga viejo siendo pobre, ignorante o falto de redes sociales de apoyo. La vejez se ha de preparar desde la juventud para que sea un reflejo de toda una trayectoria. Es como en agricultura, una buena cosecha se obtiene con trabajo duro desde la labranza hasta la cosecha, y se recoge lo que se sembró. El que siembra vientos recoge tempestades, dice el viejo refrán

 

*Doctor en Ciencias de la Educación

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