“FORMACIÓN Y ENVEJECIMIENTO” (2) LAS MEDIAS VERDADES SOBRE EL ENVEJECIMIENTO
Enrique
Pozon Lobato*
La
vejez no es igual para todos. El pasar
de la edad adulta a la vejez tiene una
gran variabilidad entre las personas. No todos envejecemos a la misma velocidad, ni somos física ni
mentalmente iguales, ni nos afectan de la misma manera las circunstancias que
nos rodean, Puede ser vivida por cada uno de nosotros, de muy diferentes
maneras.
Hablar de vejez o
"hacerse viejo" ha tenido y tiene connotaciones negativas. Se ha
interpretado que el envejecimiento implica pérdidas y está relacionado a
enfermedad y dependencia. Los estereotipos asociados a la edad, crean una
visión exagerada de la realidad. La
aceptación de hechos que no son reales, pero que son admitidos por la sociedad
como tales, genera una imagen inexacta y
en ocasiones errónea, además de homogeneizadora, de todos los miembros de
este grupo de población. En este
sentido, los estereotipos más habituales que se encuadran en el perfil de personas mayores hacen mención a los
siguientes rasgos: todas son iguales;
están enfermas, tienen dependencia funcional y son frágiles; solas,
aisladas y deprimidas; tienen problemas de memoria; son rígidas y no se adaptan
a los cambios; no deben seguir trabajando; no pueden aprender cosas nuevas…..
Esta forma de pensar favorece la aparición de dependencia, discapacidad,
depresión, reducción del sentimiento de autoestima, disminución del rendimiento
o incluso aumenta el riesgo de mortalidad, provocando, además una imagen errónea de las personas mayores en los
profesionales, a pesar de ser este colectivo, uno de los principales usuarios de
los servicios de salud.
Pero
la realidad es otra. Las personas mayores integramos el grupo de población con mayor variabilidad
interindividual, con diferencias en las
características biológicas, psicológicas, sociales, y culturales- En general,
mantenemos un buen nivel funcional para la realización de las actividades de la
vida diaria, autónoma e independiente. Buenas relaciones y
apoyos sociales, con una red menos extensa
que en la juventud, pero más gratificante y más leal, principalmente con
nuestras familias e hijos.
Desarrollamos actividades mentales con la misma capacidad que las
personas jóvenes, pero adaptadas a las exigencias de la edad. Los rasgos de
personalidad se mantienen a lo largo de toda la vida, siendo capaces de
acomodarnos a los cambios que se producen en el entorno. Podemos seguir aprendiendo y continuar
realizando su trabajo, de la misma manera o mejor que los jóvenes, dado que
contamos con habilidades y conocimientos para enfrentarnos a las nuevas tecnologías. En
definitiva, el envejecimiento es un proceso en el que la persona ha de conforma
una nueva imagen de sí misma,
enfrentándose a él de manera exitosa,
con capacidad para decidir cómo quiere hacerlo
* Doctor en Ciencias de la Educación
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