miércoles, 24 de octubre de 2012


FORMACIÓN Y ENVEJECIMIENTO” (2)                                                                                                                                            LAS MEDIAS VERDADES SOBRE EL ENVEJECIMIENTO


 

Enrique Pozon Lobato*

 

La vejez no es igual para todos.  El pasar de la edad adulta a la vejez  tiene una gran variabilidad entre las personas. No todos envejecemos a la  misma velocidad, ni somos física ni mentalmente iguales, ni nos afectan de la misma manera las circunstancias que nos rodean, Puede ser vivida por cada uno de nosotros, de muy diferentes maneras.
 
Hablar de vejez o "hacerse viejo" ha tenido y tiene connotaciones negativas. Se ha interpretado que el envejecimiento implica pérdidas y está relacionado a enfermedad y dependencia. Los estereotipos asociados a la edad, crean una visión exagerada de la realidad.  La aceptación de hechos que no son reales, pero que son admitidos por la sociedad como tales, genera  una imagen inexacta y en ocasiones errónea, además de homogeneizadora, de todos los miembros de este  grupo de población. En este sentido, los estereotipos más habituales que se encuadran en el perfil de  personas mayores hacen mención a los siguientes rasgos: todas son iguales;  están enfermas, tienen dependencia funcional y son frágiles; solas, aisladas y deprimidas; tienen problemas de memoria; son rígidas y no se adaptan a los cambios; no deben seguir trabajando; no pueden aprender cosas nuevas….. Esta forma de pensar favorece la aparición de dependencia, discapacidad, depresión, reducción del sentimiento de autoestima, disminución del rendimiento o incluso aumenta el riesgo de mortalidad, provocando, además una  imagen errónea de las personas mayores en los profesionales, a pesar de ser este colectivo, uno de los principales usuarios de los servicios de salud.
Pero la realidad es otra. Las personas mayores integramos  el grupo de población con mayor variabilidad interindividual, con diferencias  en las características biológicas, psicológicas, sociales,  y culturales- En general, mantenemos un buen nivel funcional para la realización de las actividades de la vida diaria, autónoma e independiente. Buenas relaciones y apoyos sociales, con una red menos extensa  que en la juventud, pero más gratificante y más leal, principalmente con nuestras familias e hijos.  Desarrollamos actividades mentales con la misma capacidad que las personas jóvenes, pero adaptadas a las exigencias de la edad. Los rasgos de personalidad se mantienen a lo largo de toda la vida, siendo capaces de acomodarnos a los cambios que se producen en el entorno.  Podemos seguir aprendiendo y continuar realizando su trabajo, de la misma manera o mejor que los jóvenes, dado que contamos con habilidades y conocimientos para enfrentarnos a  las nuevas tecnologías. En definitiva, el envejecimiento es un proceso en el que la persona ha de conforma una  nueva imagen de sí misma, enfrentándose   a él de manera exitosa, con capacidad para decidir cómo quiere hacerlo
 
* Doctor en Ciencias de la Educación

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