viernes, 14 de octubre de 2011

Desde mi ventana: Amigos (Ángel de Castro)

CUANDO LOS AMIGOS TE LLAMAN

Siempre he dicho, cuando lo profesional era uno de los quehaceres más importantes de mi vida, que no hay nada que motive, posiblemente, al ser humano, tanto como que te soliciten algo, que te pidan un favor, que se acuerden de ti y que en ese momento, una tarde gris de fin de semana, un tanto aburrida, quieran saber de ti y que les cuentes algo o que les envíes algún correo o que simplemente quieran saber qué haces, en lo que últimamente estás ocupado y preocupado y de lo que te traes entre manos en los últimos días o en los últimos tiempos.

A mí, no sólo es que no sé decir que no cuando me piden un artículo, una charla, un acompañamiento…, es que me derrito de gusto, me siento feliz, quiero decir, clara y llanamente, porque me ayuda a salir de mí, a producir algo personal que es algo así como si me pincharan en vena: un nuevo estímulo, un reto, un nuevo quehacer que me divierte, me llena y alarga el sentido de mi respirar, un saber que ocupas un lugar en el mundo para alguien, pero si quien lo solicita es alguien de tu familia o los amigos que te han demostrado ser de verdad en las duras y en las maduras, ya es el no va más. Nos derretimos de gusto y nos sentimos felices, a no ser que por nuestra sangre ya no corra sangre sino horchata o algo pero como es la mala follá que dicen por tierras de Granada. Pedir algo a alguien es de las cosas que más motivan a ese alguien, sencillamente porque quiere ser, por encima de todo, y servir de algo a alguien.

Anda, invítame a un café.

Anda, cuéntanos algo, que estamos aburridos y no pensamos salir esta tarde de sábado.

Anda, no dejes de venir a comer.

Anda, danos una charla en la semana cultural que estamos preparando.



Y no andas, corres como un gamo para estar ahí donde quieren que estés, porque lo necesitan, porque les ha salido del alma llamarte, porque anhelan tenerte cerca, porque quieren que les eches una mano…

Está claro que cuando entre amigos anda el juego es una de las cosas, que te ha tocado en suerte, más espléndida de la vida y cuando ellos te llaman no puedes decir que no y escurrir el bulto, porque nada como navegar a su lado en el mismo barco y en la misma dirección.

Corren por Internet multitud de vídeos sobre la amistad, algunos muy centrados y profundos, otros un tanto empalagosos y exagerados, ésa es la verdad.

Uno de ellos, con buen fondo musical y bellas fotos de Galicia, sostiene que hay amigos que son más que amigos y que todos tienen algo en común: ser imprescindibles.

En otro, titulado A mis amigos, un padre da el siguiente consejo a su hijo: "Nunca olvides a tus amigos. Serán más importantes en la medida en que envejezcas". Independientemente de cuanto ames a tu familia y los hijos que por ventura vayas a tener, tu siempre necesitarás de amigos….”, consejo que el hijo no entendía del todo. Pero con el pasar de los años, él fue comprendiendo que su padre sabía de lo que hablaba.

Desde este mis rincones, en verano en Viana de Cega, el resto en Valladolid y en todo tiempo y lugar en el blog, aquí me tenéis, no se lo digo a todas, pero a los amigos y a las amigas sí que se lo digo: aquí me tenéis.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola querido amigo, gracias por estar ahí.Es una alegría saber que estás siempre que te necesitemos.Es muy bueno saber que hay amigos desinteresados aunque no sean nada más que dos o tres, pero tampoco hacen falta más.Un abrazo de unos amigos agradecidos. Adela y Pablo