viernes, 31 de diciembre de 2010

El momento de las Ideas


"El momento de las Ideas", ha de ser, más que un deseo, una realidad para el año 2011que llega inminentemente, con sus 365 días que serán 365 retos para mejorar la realidad de las asociaciones, de las personas mayores, de nuestros pueblos, de nuestras comarcas, de nuestro mundo... En definitiva, hay que seguir trabajando, con nuevas Ideas, porque el progreso, la evolución individual y colectiva, nos siguen llamando cada día que amanece.

Para la última entrada en este blog del año 2010, y dar la bienvenida al año 2011, os dejamos con el Editorial de la revista La Solana, de su último número de reciente publicación.

Desde esta atalaya que consideramos que es “La Solana”, y que nos permite hacer más visible la realidad de la Federación Provincial y sus asociaciones, observamos la realidad del asociacionismo de personas mayores con la preocupación propia de la mirada que se dirige a una evolución que si bien desconocemos, en un futuro a largo plazo, nos preocupa más en estos tiempos en los que la palabra crisis impregna la atmósfera, y hemos visto cómo ha sido ya un argumento para la reducción de los recursos públicos que llegan desde la administración. Y es comprensible y hasta justo que ante tiempos de rigor y austeridad, los recursos se limiten, cuando hay menos que repartir y las mismas manos, o más, para recibir.

El Programa Cosas de Mayores, a través de la Junta de Castilla y León, con un reajuste de un 10%, seguirá siendo viable, al igual que otros soportes públicos, como el que nos ofrece el Ayuntamiento de Valladolid para la continuidad de esta Solana. Es de agradecer, no obstante, la confianza que las administraciones públicas siguen depositando en la Confederación Regional de Jubilados y Pensionistas, para la gestión del Programa Cosas de Mayores y en las Federaciones Provinciales, entre ellas, ésta de Valladolid.

Volviendo al análisis del asociacionismo de personas mayores, nos paramos ante la afirmación de que “una asociación sin una meta clara y diferenciada es una asociación imposible”.

Pues bien, en los últimos años, han aflorado un asociacionismo sin metas claras y diferenciadas, más allá de la recepción de actividades, recursos y servicios.

¿Por qué hablamos y hemos hablado tanto de subvenciones, actividades, locales, recursos y servicios? Quizá volcamos todas nuestras energías, seamos directivos o asociados, en mantener el discurso fácil, pero negativo y poco constructivo, de quejarnos eternamente ante la escasez (de subvenciones, de actividades, de participación, de iniciativa…) Sin embargo, no nos preocupamos con tal intensidad de las necesidades reales de nuestros conciudadanos, vecinos y compañeros.

Quizá estamos olvidando algo tan primario como es el concepto de asociación, como grupo de personas, con intereses y necesidades comunes, y estamos demasiado centrados en un concepto de asociación basado en la recepción de actividades y subvenciones.

Lo importante, de verdad, en una asociación, son las personas, y los objetivos, las metas por las que estamos asociados, es decir, lograr, en beneficio de las personas que la componen, lo que se propone la asociación. Pero para proponer hay que tener ideas, ideas viables, e ideas basadas en las necesidades de la comunidad en la que nos desarrollamos como personas. Y esas ideas han de tener presente que dentro de la comunidad hay potencialidades, posibilidades y recursos en los que apoyarse para llegar a las metas propuestas.

Ahora bien, si carecemos de ideas y de proyectos, y nos limitamos a extender la mano abierta para pedir, o a la queja eterna, mal vamos.

Es evidente que estamos ante una etapa de dudas, las dudas propias de las crisis económicas, sociales y de valores, en las que nos estamos desenvolviendo, y las consecuencias que puedan tener sobre nosotros, tanto individual, como colectivamente.

Y ante esas dudas, el futuro ha de estar marcado más que nunca, por las personas anónimas e invisibles, que hacen viables y visibles las asociaciones y una sociedad más justa y equitativa. Esto es lo mismo que decir que es la hora de la imaginación, flexibilidad, dinamismo, creatividad, organización, disciplina, relevo, comunicación activa, progreso…

Sí, estamos ante una etapa de incertidumbre, marcada por la ruptura con la inercia acumulativa que ha marcado la realidad del asociacionismo en los últimos lustros: más subvenciones, más cuantiosas, más actividades, más pedir, más rogar… y poco trabajo con las ideas propias. Y ahora, más que nunca, es el momento de las ideas, y de la construcción, entre todos, de un modelo de asociacionismo más basado en nuestras aportaciones, que en esperar lo que buenamente podamos recaudar de las administraciones. La carestía y las épocas de estrecheces, es lo que tienen: poco para gastar, y mucho para pensar.

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