lunes, 21 de junio de 2010

Desde mi ventana: Saramago (Ángel de Castro)

“¿Por qué te fuiste, José? ¿Cómo arreglamos
este agujero sin fondo?”,
Juan Gelman, poeta argentino.


Ha muerto Saramago, hoy, día 18 de junio, día de luto para las letras y la ciudadanía, grande entre los grandes, escritor, humanista y defensor de mil causas justas. Buena gente. He leído varios libros suyos de viajes y ensayos y algunas novelas y pergeñado algunos comentarios sobre sus escritos. Nada más conocer la noticia he pensado en su mujer Pilar del Río con afecto y pena, porque una de las mejores declaraciones de amor que conozco se la debo a Saramago, dedicada a Pilar y dice así: cuando Pilar no está, la casa se apaga, que siempre me ha llevado a añadir, cuando Isabel se va, soy feliz un tiempo, a solas con mi soledad, pero si se retrasa más de la cuenta ando por la casa como un alma en pena. Después de escribir esto, he visto en uno de sus libros, esta dedicatoria: A Pilar, mi casa. Inmensamente humano y entrañable Saramago. He dicho afecto y pena por su mujer, porque su casa ha quedado apagada. Sin él estamos todos más ciegos, pero con él somos más lúcidos y más humanos. Y a su mujer le queda celebrar su vida y la hermosa complicidad que en vida tuvieron los dos.

El azar ha hecho que en estos días, curiosamente, esté leyendo y disfrutando, una vez más, de su estilo, de su fino humor, de su alto humanismo en todo lo que toca y de su tajante rebeldía agnóstica con su última obra Caín.

Toda su gran obra está escrita a partir de los 60 bien cumplidos, lo que me ha hecho citarle con frecuencia en algunas de mis charlas como testimonio fehaciente de que todo es posible a partir de los 60 y más.

Larga vida, maestro, en nuestra memoria, como gran escritor e inmenso humanista.
SARAMAGO: una palabra, y todo lo que ella conlleva, que no se debe olvidar.

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